Calzados Vanessa

El Reino Unido llora todavía a esta hora. Y no es porque Bonnie Tyler haya fracasado en el pasado festival de Eurovisión, sino porque un insigne español, chiclanero para más señas, ha abandonado esa Real tierra.

Alejandro Romero de la Prida ya está en suelo patrio después de un paréntesis de unos meses aprendiendo el idioma de William Shakespeare. Para darle la bienvenida que se merece la comisión de fiestas y festejos del club tuvo la genial idea de preparar una paella, ya que la oficial que tuvo lugar después de la carrera Chiclana-Sancti Petri se la perdió debido a que se encontraba en tierras británicas.

La jornada dominical comenzó con el tradicional rodaje mañanero. Más de treinta miembros y amigos del Club Atletismo Chiclana-Vanessa Calzados nos dimos cita en el Pinar de la Barrosa, para completar unos 16 kilómetros. Se hicieron varios grupos y curiosamente, nuestro emigrante retornado, encabezó junto con José Luis Ramírez uno de los grupos más veloces.

Las malas lenguas comenzaron a hablar de hamburguesas adulteradas y de las ventajas del entrenamiento en altura, así como de gummis con un sabor algo diferente.

Al mediodía llegó la hora de la paella. Bajo la dirección de Javi "El Largo" y Paco Galán y con el jefe de logística, señor Bola, se improvisó una cocina de restaurante con estrellas Michelín. Poco a poco fueron llegando los invitados al Pinar de La Barrosa. La estrella de los entremeses fue, como no, la tortilla de patata. Las hubo de varios tipos y modalidades. También se probaron empanadas, patatas al mojo picón, aceitunas, patatas fritas, queso, tortillas de bacalao, etc...

Mientras la paella iba cogiendo cuerpo. Paco iba cocinando los ingredientes, el Largo no paraba de beber agua, el Bola cataba las cervezas por si alguna no estuviera lo suficientemente fría. Al Guato, como siempre hubo que esperarlo, Manolito se sentó en una silla y ya no se movió más, Ramón llegó algo despistado con una tarta de queso para el postre.

Fran Calle llegó con sus características gafas de sol, aunque no había mucho, si bien se supo que llevaba concentrado todo el fin de semana en el hotel Riu. En representación de los más veteranos estuvo Antonio Reboredo, al que luego se sumó Juan Ortega que pasaba por allí y se quedó con nosotros de forma improvisada.

Alejandro, mientras tanto, comía y bebía Tinto Don Simón sin alcohol. Y llegó la hora de comer. Los platos de paella iban pasando de mano en mano hasta el grupo de mujeres, que no quisieron moverse mucho no fuera a ser que se hiciera realidad el dicho de "El que fue a Sevilla....."

El arroz estaba rabiosamente bueno y entre todos, unos 25 o 30, dimos cuenta de una paella de más de 40 raciones (El largo y algún que otro repitió) .

Luego un rato de tertulia, cabezadita y a por los postres. Manoleitor se coló con dos bandejas de "Carmelas", Laura sacó un bizcocho, la ya mencionada tarta de queso de Ramón y si faltaba alguien llegó nuestro presidente, Agustín.

El Largo seguía con el agua, el Bola recogiendo, Paco descansando tras una dura jornada, Manolito en su silla.

Poco a poco se fueron marchando los comensales, bien entrada la tarde. El sol era cada vez más buscado, la sombra se iba adueñando del Pinar de La Barrosa, momento para ir poniendo punto y final a una jornada intensa, de convivencia y que nos ha ayudado a ver la vida de otro color distinto al de negro crisis.

P.D. No saben lo que se pierden los vecinos de Isabel II con la marcha del sir Alejandro Romero de la Prida.